Hola, soy Paula y estoy haciendo una entrada totalmente egoísta por diversas razones. La primera de ellas es porque, aunque me odiéis por ello, me encanta Glee. Cada uno tiene sus pasiones extrañas y esa serie es una de las mías. La segunda es que adoro a The Beatles y los dos primeros capítulos de la quinta temporada están enteramente dedicados a ellos. Y la tercera es que, como mis compañeros odian mis series, me encanta hacerles sufrir mediante el blog.
La cuarta temporada de Glee cerró de la forma más cutre posible. Tendría que ponerme a ver el capítulo para ponéroslo en pie, de lo malo que fue. Este verano, con la muerte de Cory Monteith (Finn Hudson, el personaje masculino principal) la fama de la serie resurgió. Yo era (y soy) de los de la opinión de que Glee no debería haber vuelto sin la presencia de Cory, puesto que la serie se queda coja sin él, pero es comprensible que hayan querido salvarla.
El primer capítulo de la temporada comienza con Rachel en su callback para Funny Girl. La trama del capítulo gira (como la serie en general) en torno a ella e, incluso en los grandes momentos de otros personajes, la encontrarás teniendo un papel super importante y que en ocasiones, sobra. Kurt y Blaine tienen la charla que se esperaba desde la pasada temporada y Artie tiene, por fin, un affair.
En cuanto a las canciones... Son The Beatles, es difícil que algo salga mal con ellos. Suena tal y como suena Glee, porque es Glee, pero no está mal. Hay dos o tres versiones bastante curiosas y estoy orgullosa de que hayan conseguido que por fin vuelva a tener algo de fe en ellos, porque últimamente me obligaba a seguir con la serie.
El próximo 3 de octubre se emitirá la segunda parte de la oda a los escarabajos y el tercer capítulo de la serie, el del día 10 de octubre, será el que se dedique a Cory Monteith. Se honrará su muerte y la de su personaje.
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